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ALERTA GLOBAL: Estafa con fachada de inversiones sacude a cientos de colombianos y pone en la mira a Juan Felipe Cataño Castrillón
En un nuevo escándalo que refleja la vulnerabilidad de los sistemas financieros frente a operaciones no reguladas, la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) impuso una sanción de $11 millones de pesos al ciudadano Juan Felipe Cataño Castrillón (con domicilio en el Valle del Cauca, Colombia), representante legal de la firma ALFA DEFI S.A.S. (registrada en Bogotá) por su presunta participación en un esquema de captación ilegal de dinero y su negativa a colaborar con las investigaciones.
La historia, sin embargo, va mucho más allá de una simple multa. Lo que ha quedado al descubierto tras meses de inspección y requerimientos fallidos es un esquema que, bajo el lenguaje del mundo financiero digital (finanzas descentralizadas, block chain, contratos inteligentes, criptomonedas, pancakeswap, billeteras digitales), habría engañado a cientos de personas con falsas promesas de rentabilidad, utilizando canales poco convencionales, pero generaban confianza, dando la posibilidad de monetizar las ganancias a través de supuestas "tarjetas de crédito recargables, avaladas por VISA", que entregaban de manera física, y una estrategia de evasión institucional deliberada.
Inversiones digitales que ocultaban algo más
Según los documentos revelados por la SFC, la sociedad ALFA DEFI S.A.S. ofrecía “soluciones de crecimiento financiero” a personas interesadas en diversificar sus inversiones y aumentar sus ingresos. Estas promesas, sin embargo, se realizaban sin la debida autorización para operar como entidad financiera, una condición indispensable en Colombia para manejar recursos del público.
Desde marzo de 2024, tras una denuncia ciudadana, la Superintendencia inició una serie de visitas de inspección y solicitudes formales de información a la empresa y a su representante. A pesar de múltiples oportunidades para esclarecer el origen de los recursos y el funcionamiento del supuesto “Exchange”, la empresa entregó datos incompletos y omitió explicar la procedencia de más de $ 5.300 millones de pesos registrados en movimientos bancarios.
Un patrón de evasión y silencio
Los investigadores documentaron hasta cuatro requerimientos de información, dos oficios de insistencia y un pliego de cargos, todos ellos ignorados o respondidos parcialmente. A pesar de que en una oportunidad se presentó un video explicando su modelo de negocio, este no fue suficiente para justificar los abultados ingresos registrados.
Lo más alarmante es que ni Cataño Castrillón ni su abogado, Walberto Palomino Castro, respondieron adecuadamente a las solicitudes sobre la naturaleza de las operaciones realizadas. Se identificó un patrón sistemático de evasión: correos electrónicos deshabilitados, direcciones digitales inconsistentes, y maniobras dilatorias que, según la SFC, constituyen una clara violación del principio de buena fe administrativa.
¿Una estafa internacional en gestación?
Aunque la sanción es de carácter nacional, el tipo de negocio y la narrativa utilizada por ALFA DEFI S.A.S. apunta a un fenómeno internacional cada vez más común: las plataformas de inversión no reguladas que operan en la sombra del sistema financiero global. Estas plataformas suelen utilizar discursos de inclusión financiera, inversión descentralizada y uso de tecnología blockchain para atraer víctimas en todo el mundo.
Testimonio de las victimas de este tipo de estafas, expresan como ALFA DEFI S.A.S. por ejemplo, aparece registrada con sede en Colombia, pero se apalancó en personas de Centro America, como la señora Magdoni Estrada, además de personas recidentes en USA, para que fungieran de propietarios, accionistas, lideres y técnicos expertos, que daban fe de la seguridad de la inversión y de la tecnología utilizada. Incluso participaron presencialmente de reuniones en Pereira, logrando así generar confianza, a esto se le suma, que el sistema funciona de manera perfecta por unos meses, en los que sus victimas deslumbradas por los retiros de las utilidades percibidas, deciden invierten más dinero, incluso acceden a creditos en el sistema financiero, involucran a familiares y amigos, tras esa promesa de multiplicar su dinero. Hasta que al final todo se ve perdido en una supuesta actualización del sistema, que nunca más vuelve a funcionar.
En este caso particular, el uso del término “Exchange” —habitualmente asociado con casas de cambio de criptomonedas— despierta preocupación sobre si se trata de una fachada para un posible esquema piramidal, como ya ha ocurrido en otros países de la región. Las autoridades aún no confirman este extremo, pero la ausencia de documentación clara impide descartar esta hipótesis. Pero por las denuncias presentadas por los afectados ante la Fiscalía, en varias ciudades de Colombia, entre las que se encuentran Pereira y Bogotá, todo indica que se trató de captación ilegal de dinero.
La advertencia de la Superfinanciera
La SFC ha reiterado que ninguna persona natural o jurídica puede recibir, invertir ni administrar recursos del público sin contar con autorización expresa. En su resolución, la entidad subrayó que estas prácticas ponen en riesgo la confianza del sistema financiero, el patrimonio de las personas y la estabilidad económica nacional.
La sanción impuesta busca enviar un mensaje ejemplarizante: no se tolerará el ocultamiento de información ni la realización de operaciones financieras por fuera del marco legal. La multa, aunque simbólica frente al volumen de recursos involucrados, tiene un peso legal y reputacional significativo.
¿Qué deben hacer los ciudadanos?
Frente a este tipo de casos, la principal recomendación de las autoridades es verificar que cualquier plataforma de inversión esté debidamente registrada y autorizada por la Superfinanciera. Cualquier oferta que prometa rentabilidades elevadas, sin claridad en los mecanismos ni respaldo institucional, debe ser considerada sospechosa.
Además, se invita a las personas que hayan invertido en ALFA DEFI S.A.S. a presentar sus denuncias formales ante la Fiscalía General de la Nación o a comunicarse con la SFC, para ayudar a ampliar la investigación y, eventualmente, recuperar los recursos perdidos.
Una oportunidad para reforzar la educación financiera
Casos como este dejan al descubierto la necesidad urgente de fortalecer los mecanismos de educación financiera, especialmente en entornos digitales. Mientras las tecnologías avanzan y la inversión digital se convierte en una opción legítima, también proliferan estafas que aprovechan el desconocimiento, la necesidad económica y la confianza ciega en supuestas “nuevas economías”.
La historia de ALFA DEFI S.A.S. y JUAN FELIPE CATAÑO CASTRILLÓN, es un llamado de alerta. Una advertencia de que, en medio de la promesa de ganancias rápidas, el fraude es latente, tanto en el mundo tradicional como en el mundo digital.